lunes, 29 de junio de 2009

Cabeza de muñeca 2

El siguiente paso es marcar la zona de la nariz y la boca. La posición de los ojos y la forma de la boca ya nos va a dar idea de la expresión que la muñeca va a tener, por lo tanto conviene pensar más o menos lo que queremos hacer, porque a cierta altura del modelado hay cosas que ya no se pueden modificar.

Cortamos dos choricitos finitos de fimo para formar los párpados de abajo, y dos más gruesos para los párpados de arriba. Después se alisa la unión con una esteca de modelar. En la foto se ve bien un ojo ya alisado, y el otro todavia por terminar.


Si uno no es un genio de la escultura (yo no soy ni por asomo) conviene dejarse llevar un poquito por el placer de modelar libremente, tener un poco de tolerancia y sentido del humor, y estar dispuesto a divertirse... y a reirse un poquito de uno mismo. Si no se trabaja con ese espíritu un poco infantil y alegre, uno corre el riesgo de llevarse un disgusto cuando descubre que su muñeca (a la que pensaba vestir de rosa y ponerle rizos dorados y moños mariposa) se parece a su tio Gervasio :-/
Hay que tener confianza y paciencia, y tomarle el gusto a este pequeño milagro de entrecasa que consiste en crear con nuestras manos algo que antes no existía. De a poco vamos perfeccionando la forma de la nariz y la boca, agregando pedacitos de fimo donde haga falta más volumen, y quitando donde sobre.

Es importante también observar la cabeza desde varios ángulos, controlar que no deformamos una parte mientras modelamos otra, y recordar que el perfil es tan importante como el frente, y va a quedar tan a la vista como él.

De vez en cuando conviene también dejar la muñeca en un soporte (un palito pinchado sobre una base cualquiera sirve perfectamente) y alejarse un rato. Cuando uno vuelve a mirar su obra, suele descubrir pequeños detalles que le habian pasado inadvertidos y que es necesario corregir.

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