sábado, 5 de mayo de 2012

Santo Niño de Atocha

Una de las muchas (muchísimas) cosas buenas que me da mi trabajo es la suerte de aprender constantemente. Cada encargo nuevo me obliga a realizar una pequeña investigación, que aunque sea mínima y hecha por la internet, no deja de ser enriquecedora.
Así, por medio de este encargo, me enteré del culto a la imagen del Niño de Atocha, una imagen tierna y llena de misericordia y de amor al prójimo.La imagen representa a Jesus, que tomó la forma de niño para llevar comida y agua a los presos que no tenían familia, en la España del s.XIII. Si les interesa el tema, pueden leer más información aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Santo_Ni%C3%B1o_de_Atocha
Y esta es mi humilde pero muy cariñosa representación del Niño:
Es un muñeco modelado en fimo, semi-fijo, hecho para permanecer sentado como es la imagen original. Está vestido de raso de seda color rosa, con capa de seda negra y cuello de encaje antiguo. La puntilla dorada de los bordes la hice yo misma pintando de dorado una puntilla normal, de algodón blanco.
La base está forrada en seda color crema, y tiene un cordón dorado antiguo, una pequeña joya que tengo guardada sólo para ocasiones especiales (mi Esperanza Macarena llevó una base bordeada con ese cordón). La sillita es de las de madera que se compran sin pintar, la lijé, la pinté de dorado, y le hice un almohadón en dorado, con un cordoncillo alrededor.
Los símbolos de su misión de caridad son el cayado de peregrino, donde lleva colgada una calabacita con agua fresca, y la cesta con pan y flores, que cuenta la historia que nunca se vaciaba. El cayado lo hice con un palito de brochette cortado a medida, lijado y dorado, la calabacita son dos cuentas de plástico pegadas y doradas. La cestita está hecha en cartulina y cubierta con una cinta, y después toda pintada de dorado. Dentro tiene un panecillo de fimo dentro de un paño blanco, y unas florecillas de compra.


Y así se ve la figura completa, desde varios ángulos.

Una aproximación a la carita, a la que intenté darle una expresión dulce, pero a la vez vivaz y atenta, propia de un niño pequeño. Tiene el cabello largo, con rizos oscuros, y el sombrero característico, hecho en fieltro negro, con detalle de plumitas en un lado.
Curiosamente, la cliente que me lo encargó no es española, sino una señora portuguesa, devota del Santo Niño. A ella le agradezco este encargo, que me ha dado la oportunidad de conocer esta bella historia.

2 comentarios:

  1. te a quedado muy bien y la historia del niño es preciosa.
    un abrazo

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  2. Parabéns, Alícia. Gosto deste Menino Santo de Atocha.

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